Preservar la gracia ante el desacuerdo

El lavamiento de los pies del huésped era un acto común de servicio y de hospitalidad en los tiempos de Jesús, era una señal de bienvenida llevada a cabo por los esclavos de las casas por orden de su amo, quien además ofrecía un albergue y comida.

El lavado de pies sugiere también de manera alegórica, aliviar el cansancio de aquellos que vienen de un largo camino de servicio, dar frescura y alivio a esos corazones cansados y desgastados por el viaje.
Sugiere además, quitar el polvo y el barro por los caminos andados, de aquellos, como dice el apóstol Pablo, que van camino a la meta del supremo llamamiento de Cristo, tanto a la meta celestial como a la meta de cada nuevo desafío…
JESÚS, AUN SABIENDO QUE JUDAS LO TRAICIONARÍA, LAVÓ SUS PIES.
Jesús nos enseña que ser siervos de Dios, implica servir incluso a aquellos que nos han traicionado, aquellos con los que no estamos de acuerdo, aquellos que nos han decepcionado.
El lavado de pies es también parte del ritual de purificación , símbolo de una limpieza de la condición espiritual de las personas.
Servir a aquellos que nos han herido, traicionado o decepcionado, es también el más noble acto de perdón y mutua redención.
Por eso, no hay excusas ni “peros” para servir a Dios, Recordemos siempre que Dios es primero, y no hay siervo mayor que su Señor.

«si Yo, el Señor y el Maestro, he lavado sus pies, ustedes También están obligados a lavarse los pies los unos a los otros; porque les he dado un ejemplo, para mostrarles que también deberían hacer exactamente como Yo les he hecho».

«Mantener una sana doctrina o enseñanza consiste en preservar la gracia ante el desacuerdo» #VaneMoran

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